Lazo de boda: Historia
¿Qué representa el lazo?
En una boda, el lazo representa visualmente el vínculo inquebrantable entre los novios, esa fuerza que los une y los aparta del resto del mundo, protegiéndolos y vigorizando su alianza. Es la traducción material de esa conexión que solo ellos dos comparten.
Tradicionalmente, los padrinos de lazo lo colocan sobre los hombros del novio y de la novia, respaldando sus promesas. Estos padrinos suelen ser una pareja muy querida por los novios y que lleva mucho tiempo junta o cuya relación es estable y duradera. De esta forma, los encargados de enlazar al nuevo matrimonio acostumbran ser una pareja con experiencia y fortaleza en su propia relación.
¿De dónde viene la tradición?
Esta tradición tiene orígenes muy antiguos. San Isidoro de Sevilla la describe como parte del ritual toledano de matrimonio, vigente en la Temprana Edad Media en parte del territorio de la actual España. Pese a que este rito fue oficialmente suprimido en el siglo XI, algunas diócesis católicas lo mantuvieron y después, atravesaron el océano en tiempos coloniales.
Según este rito, se colocaba sobre los novios un yugo, una banda o un dosel. Después, en las bodas católicas se empezaron a utilizar las guirnaldas de azahares sobre los hombros de los novios. Sus colores eran el blanco y el guinda, simbolizando la pureza de la unión y la sangre de la futura descendencia de la pareja.
Es por ello, quizás, que algunos lazos tienen flores en el centro, de las que se desprenden cadenas finas o hileras de cuentas, representando esta misma descendencia y, con ello, volviéndose un amuleto para la fertilidad. La unión mediante guirnaldas también estaba presente en las tradiciones irlandesas medievales.
Los sacerdotes españoles trajeron esta costumbre al México de la colonia y, al parecer, convivió con una práctica indígena en la cual la pareja unía las puntas de sus ropas o de sus mantas al casarse. Hoy, la tradición del lazo sigue abriéndose paso en el mundo, ya que en 2013 fue reconocida oficialmente en Estados Unidos como parte de la ceremonia del matrimonio católico. Su profundidad nunca se extinguirá, ya que radica en su propio nombre: al igual que en el español, en sánscrito, el vocablo yug significa al mismo tiempo lazo y unión.